jueves, agosto 24

Árbol seco


Parecía que mi presencia lo sorprendió, ¿no me esperaba? Lo envolvía un perceptible halo de cansancio ...

-¿Por qué tan triste?- le pregunté al verlo sentado sobre esa roca, con su cabeza entre sus brazos, como sollozando. -Hasta ahora siempre me había asombrado tu sonrisa-


-Hasta los maestros podemos sentirnos abrumados por la dureza de corazón de algunos- sabía de qué hablaba, no tenía que explicarme más.

- Siempre he querido preguntarte … ¿Por qué decidiste estar aquí?

- Para ayudar a las luces sobre las que te hablaba hace unos días.

- ¿Por eso me acompañas?

- A ti y a otros

- ¿No sería más fácil si usaras tu magia?

- Puedes usar la magia de manera directa, hacer que todo lo envuelva y “penetre” a ese ser. Se sentirá muy bien, pero no sabrá qué sucedió. No contó con su libre albedrío, su poder de decisión.

O puedes usarla de manera indirecta, permitiendo que el ser absorba cada ápice de ella, porque así lo decide, la ansía. Ese es el que logra un progreso permanente: crece con cada pizca de magia que acaricia, la hace suya.

- ¿Ves ese árbol seco?- me preguntó señalando el paisaje cercano. -No va a revivir a no ser que lo riegues con infinito cuidado y amor, para que vaya haciendo suya cada chispa de fluido que le permita renacer.

Por eso estoy a su lado. Por eso también quien no me necesita, no cuenta con mi presencia, puede seguir creciendo solo.

-¿Yo no podría seguir creciendo sin ti?-

- Probablemente sí. Pero yo no estoy contigo por ti … me agrada tu compañía, tus ocurrencias son un bálsamo para mi alma, tu optimismo me anima a seguir adelante, renuevas mi confianza ...