domingo, agosto 13

Que el amor habite tus días ...


No vale la pena. Las cosas sin amor … no valen la pena.

No sólo hablo de ese amor chiquito, que solemos sentir comúnmente. No es el mejor, pero si puedes sentirlo, ¡hazlo tuyo y adelante!

Hablo del AMOR, así con mayúsculas.

Ese que estoy aprendiendo es la energía de la divinidad, que todo lo invade, colma cada diminuta cavidad de tu alma, te vuelve único, haciendo que lo que tus manos acarician y ven tus ojos, sea magnífico también.

Hasta hace unos días yo lo llamaba con distintos nombres … pasión, emoción, amor.

Pero hoy me doy cuenta que siempre me refería a lo mismo: el amor como soplo divino. ¡Sentirlo me hace estar tan viva!

¿Cómo lograr ese amor arrasador? La verdad, no estoy segura. Pero creo que una buena manera de comenzar es escuchando a tu corazón. Tú puedes creer que no sabes muchas cosas, pero tu corazón no sólo conoce todas las respuestas, te tiene prevista una vida maravillosa.

No habla muy fuerte, así que tienes que ajustar tus sentidos para comprenderlo. No te habla claramente, tienes que aprender su idioma. Decide comunicarse contigo en los momentos más insólitos, cuando estás completamente distraído, para sorprenderte. Te habla sobre los temas más raros, más ajenos a ti. Aquellos a los que nunca diste importancia.

Tu corazón te susurra las locuras más extrañas, las que nunca comprendiste pero que, si alguna vez notaste, decías ¿por qué? Ahora te acostumbrarás a percibirlas todas. Sin cuestionarte. A lo sumo sólo un ¿… y por qué no?

Escucha a tu corazón … él te guiará al amor.

¡Haz que el AMOR habite tus días!