Ojos verdes...

Ojos verdes, de mirada luminosa… me haces dichosa.
Me es difícil posar mis pies sobre esta tierra.
Me elevas, me transportas.
Ojos verdes… te amo.

Te lo dije...

Te lo dije: no me fuerces a elegir entre ustedes, pues elegiré su felicidad.

No porque la tuya me importara menos. Reconozco tu habilidad y capacidad. Sabía que estarías bien.

Y sucedió, aunque no lo busqué. Perdí tu risa, tus consejos, las interminables horas de pláticas que nos echábamos.

De pronto está aquí, junto a mi. Esta soledad que me hace sentir tan incompleta, como sin sueños.

Y aunque te lo dije, me duele.

Haberte encontrado tras tanta búsqueda y ahora volver a perderte. Mirar tu silueta como desdibujada, tan ajena a mí, que ya no es la tuya...

Es la de él.

Mareas...

Mareas van y vienen.
Me traen tu voz, te llevan,
mas siempre permaneces conmigo,
en mí…

De lineal a espiral...

Probablemente lo que más me cuesta trabajo con la nueva energía es adecuar mi forma de pensar.

Acostumbrada al pensamiento lineal, de causa a efecto, de saber que si realizo tales acciones obtendré determinados reultados… pasar a un pensamiento en espiral, con infinitas posibilidades de concreción, ninguna determinada de antemano… ¡me descoloca!

Sigue siendo lo mismo, pero no!... jaja… Determinadas acciones harán que logres resultados.

Pero no puedes determinar ni uno ni otro de antemano. Debes dejarte arrastrar por el océano de energía, escuchando atentamente a tu corazón.

¡Y actuar en el momento adecuado!

Nada...

Cuando le agregas condición… va menguando el amor.
Nada esperes… ¡te sorprenderás!