lunes, febrero 19

¿Somos libres?


¿Somos realmente libres?

Cuando te miras en el espejo … ¿qué ves? ¿Ves a la persona que eres realmente, o ves a la persona que fuiste condicionado a creer que eres?

Fíjate bien, antes de responderme, porque los dos son muy, muuuuuuy diferentes.

Uno es una conciencia infinita capaz de ser y crear lo que sea que elija, todo lo sabe, aprende por aproximación, tiene todas las características que alguna vez soñamos ...

El otro … es una ilusión aprisionada por sus propias limitaciones percibidas y programadas.

Cuando te sientas frente a la televisión, absorbes como esponja todas las estupideces que te dicen que compres, cómo debes comportarte o que debes creer. ¿Las noticias? ¡Son sólo la versión oficial de los hechos!

Aún la educación está diseñada para transmitir la versión “aceptada” de los sucesos, tanto del pasado (la historia) como los actuales (la ciencia). Según ellos … si no se conforma a la interpretación “oficial” de los hechos, ¡es mentira!

¿La religión? … es otra maniobra de control. ¡Ha causado tanto dolor y culpa como el mejor de los verdugos!

Y si se te ocurre pensar que lo que tomamos hoy en día por sexo está exento de control … mira a tu alrededor y observa la enorme cantidad de pornografía en existencia, degradando tu concepto del amor, de tu propio cuerpo y del de otros.

Todo eso limita tu verdadero potencial, no te permite ser tú en realidad. Terminas siendo un “yo condicionado”.

¿Somos libres? … Sí, cómo no … jaja … Somos libres de de hacer como nos dicen; libres de pensar como nos dicen; libres de vivir como nos dicen; y hasta libres de morir como quieren que muramos: en las guerras maquinadas por ellos.

¡Cuánta razón tenía John Lennon! al decir: “Se mantienen dopados con la religión y el sexo y la TV. Y ustedes piensan que son tan inteligentes y sin clase social y libres. Pero ustedes todavía son malditos patanes hasta donde puedo ver“, en su Héroe de la Clase Obrera.

Pero … ¿sabes dónde está el secreto? Si te decides, ¡puedes ser realmente libre! Sólo toma un simple cambio de mentalidad de “no puedo” a “¡puedo!”.


Tú traes a tu experiencia todo lo que quieras. Sólo deséalo con pasión y amor. Sé tú mismo, no te dejes llevar por las opiniones de otros.

Pon a trabajar tu mente.