jueves, febrero 21

La luna...


La luna, tan solitaria en la esfera celeste, de pronto se sintió acompañada. Y admirada.

Acariciada por la tenue sombra de la tierra, durante el eclipse, la luz rojiza de Saturno y la azulada de Sirio fueron sus escoltas.

Millones de ojos la admiraban desde la tierra.

Súbditamente supe que sintió nuestra compañía... mostrándonos su deslumbrante brillo...