martes, agosto 8

Conocimiento


El conocimiento suele darse a través de un choque.

No hablo del conocimiento intelectual, ese que te permite conocer las cosas, al menos en teoría. No. Hablo del conocimiento experimentado.

Este último tipo de conocimiento se vuelve parte de ti porque lo experimentas, algo así como que “lo vives en carne propia”. Es el conocimiento que causa un choque: tenías ciertos datos que, de pronto o paulatinamente, se enfrentan con una realidad. Ese choque puede, en principio, traer confusión. Pero, cuando pasas a través de eso, “renaces” con nuevas pautas de vida, con una expectativa súper nueva.

Ese es el sistema que utiliza la línea genética para aprender y mejorar, es la historia de la evolución. Un determinado organismo se enfrenta a los desafíos de su tiempo y muere. Pero, la siguiente generación, nace a la vida con ese conocimiento asimilado y puede hacer frente al desafío de una manera novedosa, culminando en una supervivencia incrementada.

Sólo pensar en ese sistema de aprendizaje, me provoca una sensación de lentitud tan grande, que … ¡me da una fiaca bárbara!! Imaginate, tener que esperar toda una vida para poder sacar provecho de lo que aprendiste, tener que morir para evaluar lo aprendido y regresar a una vida nueva.

Pero de lo que me di cuenta en estos días es que, lo que es funcional para el organismo, no lo es para el espíritu. El espíritu no necesita morir para aprender. Al menos, no necesita una muerte física. El “morir” para el espíritu, simplemente significa desprenderse de las cosas que no le sirven para vivir mejor.

Claro, yo digo “simplemente” y, tal vez no nos resulte tan fácil, pues no estamos acostumbrados a hacerlo. Desde pequeños se nos adoctrina en “cómo deben ser las cosas”, qué se espera que hagas, cómo debes comportarte y un sin fin de “ahora se supone que …”

Pero ¿cuántas veces te has puesto a pensar … ¿quién demonios espera que yo haga bla? ¿Quién tiene el poder de decirme cómo comportarme, de determinar mi vida? Como dice Alejandro Santiago en su canción todavía inédita “Buscándonos sin encontrarnos” "¿Quién nos dijo que autobús tomar?"

Todo está determinado de antemano, las reglas gobiernan el mundo. Pero eres tú quien decide seguirlas o no.


Si mejoran tu supervivencia y la de tus congéneres … síguelas.

Pero si no, si esa reglas son parte de los atavismos que están aplastando el planeta … no las sigas.

Haz lo que tu corazón te dicta.

Atrévete a traer el cambio a nuestras vidas y que podamos vivir muuuuuuuuuuucho mejor.

¡Escucha a tu corazón!