martes, abril 18

La nada ...


Hablar contigo es una delicia para mí ...

Durante esos breves minutos o improlongables horas en que tu voz susurra a mi oído, me bajas las estrellas, cielos infinitos, firmamentos de otro tiempo. Rozo su esencia con mis dedos, aspiro su alma, me penetra toda, al igual que el saberte mío, que pertenezco.

Pero cuando me separo de ti, el mundo, como lo vi contigo, se derrumba. Ya no quedan vestigios de sonrisas, susurros, dulzura. Sólo amenaza.

Que se va haciendo más grande a medida que pasa el tiempo. Que existe desde el primer día en que me ahogué en la intensidad de tu mirada. Te vas.

Es que si nunca has llegado, ¿cómo que te vas?

Y trato de asir, ese mi mundo, volutas de ilusión que he construido con jirones de sonrisas y besos para ti. Se esfuma ...

La nada se adueña de mis manos … y de mi corazón.