viernes, noviembre 16

Desapego...

Por demasiado tiempo nos aferramos a cosas y personas… como si no fuéramos capaces de sobrevivir sin ellas.

¡Qué desatino!

¿No sería major… cambiar un poco nuestra mentalidad y sentir la fuerza, la belleza y el poder…de este supremo desinterés por las cosas del mundo…de esta sagrada indiferencia…sin anhelos ni deseos…que te lleva a actuar en la vida con generosidad y altruismo…y a desentenderte de los frutos de cualquier acción…Siente la alegría, la plenitud y la gloria de dar…y dar…y seguir dando…sin esperar nada a cambio…sólo por la alegría de dar…sin expectativaspor resultados ulteriores… ( el hecho de dar, ya es su propioresultado: la plenitud de servir…la belleza de amar…la gloria de serútil…).

Siente el regocijo infinito de irradiar tu luz, sin elección alguna…a todos por igual…desapegado de personas o cosas…sin ataduras de ninguna clase…y contemplando a Dios, en cada hermano del camino…

Lin Yu Tang, filósofo chino, relata en uno de sus libros:

Recorría el interior profundo de su país: En una remota región del mismo, se encontró con una aldea aislada de la civilización, y en la cual sus pobladores se hallaban en medio deuna celebración, tocando tambores antiguos, danzando y cantando…todos alrededor de una especie de plataforma, en la que se encontraba depositado un cuerpo sin vida : ¡estaban velando a un muerto!

Cuando el filósofo, sorprendido, le pregunta al jefe de la aldea por qué festejaban de ese modo en lugar de mostrarse afligidos,…

"¿Afligirse? ¿Y por qué afligirse? Ella, antes de venir aquí, antes de tomar ese cuerpo, estaba felíz allá, en la Casa Grande, con el Padre…Después vino con nosotros…, hizo lo que tenía que hacer…, y ahora volvió de nuevo a la Gran Casa… ; llorar y lamentarse, sería no comprender el curso de las cosas…".

¡Practica el desapego!…