jueves, enero 25

El control ... el control...


Debo reconocer que siempre he sido una obsesa del control … si tomamos control como la capacidad y disposición de comenzar, continuar y parar algo.


Tomo la vida como juego y, si de pronto me descubría participando de un juego que yo no podía comenzar, continuar o parar, o sea … si me encontraba en un juego que no estaba bajo mi control … simplemente “agarraba mi pelota y me iba para otra cancha” … jaja …

No concebía una vida sin certezas, ni una en la que sucediera algo que no hubiera sido predeterminado por mí. Me sentía orgullosa de poder pensar (para mí) que nada de lo que sucedía en mi vida pudiera clasificarse como “no orquestado por mí” … jaja …

Y eso fue bueno mientras duró, pues cimentó mi seguridad de que yo soy el artífice de mi propia vida, así como también muchas de mis certezas.

Pero tu ya mencionada “presencia inesperada y enigmática” … jaja … ¡lo cambió tooooodo!! Yo no te había llamado, pero estabas a mi lado. Y mucho más que sólo ”estar” … me develabas las características de una amistad verdadera, ¡entrañable!!