miércoles, diciembre 28

El hada de los deseos


A veces, uno desea que algunas cosas sucedan. Tal vez, hasta las planea.

De pronto … ahí lo tienes … está sucediendo y … un segundo más tarde … se acabó, desapareció … ya no se realizó lo que querías!

Tratas de enderezarlo, corregirlo, manejarlo pero … no hay modo, no puedes echarlo a andar nuevamente.

Te sientes como golpeado, aplastado … “si todo iba tan bien … ¿por qué me tuvo que pasar a mi?”

Buscas la causa tras el suceso. Te rompes la cabeza especulando sobre lo que hiciste mal que provocó que el ciclo se terminara sin completarse. Es probable que encuentres dos o tres cosas, pero estás seguro de que no fueron la causa fundamental.

El hecho es: salió mal. O no salió.

Pero lo que no se te ocurre pensar es que … tal vez … sólo tal vez … no salió porque deseaste con más fuerza alguna otra cosa que no habría podido suceder si aquello que creías querer hubiera ocurrido!

Así, cuando algo que creo que ansío no sucede … trato de relajarme y observar. Con el transcurso de los días, me doy cuenta de lo que realmente quería que aconteciera, que se habría visto obstruido de haber sucedido aquello cuya cancelación me hizo sentir aplastada!!

Y me repito que ... ¡no puedo pretender que mi hada de los deseos me conceda un deseo si no estoy dispuesta a aceptar sus consecuencias!

Y … ¡nunca puedo evitar que una sonrisa se dibuje en mi rostro!