domingo, octubre 14

Perezosa...


Perezosa, se asomó por mi ventana.
Lentamente apoyó primero un brazo, luego el otro,
como si no se atreviera a entrar, temiendo importunarme.
Al abrigo de su calidez, me estiré a más no poder.
Tuve dulces sueños que te trajeron a mí …
hasta el tan añorado tacto de tu mejilla me cortó.
Sueños maravillosos se sucedieron mientras me despertaba
la luminosidad de la mañana …