lunes, octubre 31

Mira ...


Mira … me gustan los cambios, en especial los que resultan para mejor. Pero no me niego a probarlos todos.

Me deleitan los desafíos, proponerme metas inalcanzables y lograrlas.

Me cautiva apostar por lo raro y lo diferente. No conozco la rutina, esa palabra que suele arruinar la vida de otras personas, no existe ni en mi vocabulario ni en mi vida.

Ambiciono conocer lugares nuevos, gente nueva, diferente a la que usualmente trato (si no fuera así, jamás te habría conocido ... jajaja), hablar con ellos y conocer sus ideas acerca de la existencia.

En fin, disfruto los impredecibles, los imprevistos de la vida.


Pero cuando hablamos de sentimientos, realmente prefiero las relaciones duraderas, más permanentes.

Me parece importante hablar contigo sobre esto y dejar en claro mis intenciones. Soy muy franca, abierta, directa. Algunas veces, me sobrepaso, sin prever la reacción de otras personas.

Las descoloco, pues les planteo situaciones un poco insólitas, sólo porque no suelo callarme nada ... quien tenga oídos, ¡que oiga! jajaja

Disfruto de esas relaciones duraderas que te digo: mis mejores amigos han estado conmigo durante los últimos … ¡20 años!

Claro que no de manera continua, ellos quedaron en mi país y nos vemos sólo unos meses al año. Pero vieras qué placer me significa estar con ellos y confirmar que, en esencia, ¡siguen siendo los mismos por los que he apostado hace tantos años!

Lo que yo busco contigo es exactamente eso: una relación duradera, algo que nos permita crecer mutuamente y complementarnos en nuestras necesidades, carencias y riquezas.

No busco una relación efímera, temporal, llámese sexo o romance. Y pese a que los dos tenemos pareja, créeme que no lo hago por ellos, tampoco por ser mojigata, lo hago por mi propia convicción de lo que quiero lograr en la vida.